sábado, 4 de octubre de 2008

Presiento que cada día será un salto al vacío. Creceré a cada paso que dé, cuando ya deje de ir todo sobre ruedas. No dejaré que me echen tierra encima. Mandaré a todo aquél que juegue con mis sentimientos a algún lugar recóndito. Lo lapidaré y lo enterraré en el cementerio de elefantes. En el fondo del mar, por favor. Desearé que me trague la tierra de arenas movedizas cuando se me atropellen las ideas. Nunca nada será lo que parezca. Me proclamaré en huelga cuando mis oídos se empachen de malas espinas y de sentencias baratas que duren hasta el juicio final. No dejaré que me lleven a ninguna parte y lloraré de risa cuando sea demasiado tarde. El tiempo hará magia y las prisas serán vertiginosamente apetecibles. Me mantendré en mi sitio. Seré asquerosamente feliz cuando, por fin, me cojas en brazos y juguemos a la respiración sincronizada. Armonizaría nuestros pasos si me aseguraras que del tú y yo haríamos un eterno nosotros. Le sacaré la lengua a aquellos que vivan en el mundo de lo eternamente efímero. Estúpidos. Egoístas. Hedonistas. Echaré la capota para protegerme de la vida que traerá una tormenta de hipócritas asegurada. Apagaré el interruptor del sol y se hará de noche de repente. Entonces, esperaré con todas mis fuerzas para entrar en un profundo estado de letargo y ensimismamiento. http://es.youtube.com/watch?v=RZyxYL753w4

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